miércoles, 30 de septiembre de 2015

NEGOCIACIÓN SALARIAL, no cambiemos el modelo / Lucio Garzón Maceda **







Los sindicatos mayoritarios han ayudado a desarrollar una fuerte conciencia solidaria, con relativa adscripción programática reformista, centrada en la negociación colectiva junto a un asistencialismo moderno y una gestión de servicios al mejor estilo nórdico, con prerrogativas monopólicas para el sindicato mayoritario de actividad, en una sociedad con un capitalismo medianamente desarrollado, dependiente y concentrado.


Sin demasiada confrontación con el capital privado, registraron heterodoxias intermitentes (Resistencia en 1955, Programa de la Falda, Huerta Grande, Programa de la CGT Argentinos, Cordobazo, Viborazo, y algunos planes de lucha nacionales), que se ha dicho han estado “dirigidas las más de las veces contra el orden público que contra el orden capitalista”.

Pese a que a ciertas acciones sindicales equivocadamente les fueran asignadas contenidos “revolucionarios”, tanto en la resistencia o durante el restablecimiento democrático integral -Cordobazo incluido-, nunca renegaron de su condición de sindicatos de negociación colectiva o “de mercado”.

La reciente y prolongada vigencia ininterrumpida de la negociación de centralidad media, consolidó un poderío ejemplar trascendente, alarmando incluso a un importante dirigente empresarial, quién lo consideraba excesivo y peligroso.

Sorprende por ello que algunos sindicatos nacionales puedan acceder benévolamente a participar en “ … un plan antiinflacionario tripartito y gradualista”, actualizando los modelos Gelbard 1973, Acuerdo Marco 1994 y Acuerdo Intersectorial español de la década pasada.

Asesores de la UIA y de los principales presidenciables coincidirían “de facto” en una acotada suspensión de la negociación colectiva de actividad, fijando un aumento salarial porcentual indiciario, único intersectorial anual, inferior a la inflación prevista, trasladado a cada paritaria, desactivando en forma gradualista inercias y expectativas. Junto a ello se acotaría una negociación de productividad a nivel de empresas. Las conducciones sindicales, entretanto, continuarían gestionando las Obras Sociales y los servicios asistenciales, previamente afianzados financieramente.

Por ese rumbo, aun incierto, se mercantilizaría, empresarizaría y, obviamente, se desnaturalizaría la hasta hoy negociación de actividad, a cambio de una participación tripartita consultiva, tan simbólica que abochorna.

La neutralización de la negociación de actividad conduciría a la descentralización de la negociación en el nivel de la empresa, promoviendo nuevos interlocutores “empresarizados”, sin demasiada solidaridad externa superior.


Cuando la negociación se segmenta por empresa no se conceptualiza solidaridad efectiva de actividad externa. El trabajador se ajeniza, se aleja de la organización. Crece el individualismo local y la desconfianza hacia los “extraños. Los nuevos e inadvertidos actores promovidos por la descentralización segmentada dispondrían, en tanto colectivo básico, de representación empresarizada, de la titularidad del ejercicio del derecho de molestar –“droit de nuire”, conforme G. Lyon Caen-, que la jurisprudencia por llegar estaría dispuesta a consagrar.


Con la suspensión de la negociación de actividad y la descentralización a nivel de empresa, con un colectivo social titular del ejercicio del derecho de huelga, se estaría produciendo, inadvertidamente, el desplazamiento del eje de poder del modelo sindical dominante, que -desde la confrontación de actividad-, se correría, como ya ocurriera en Europa, hacia un eje concesivo, empresarizado y segmentado, débil y de poca solidaridad.


En la propuesta de la UIA, en definitiva, los sindicatos nacionales cumplirían el papel de presentar socialmente lo impresentable: “atenuar” los salarios y fortalecer una negociación enervada a nivel de la empresa que a ellos debilitaría.


Las empresas, en cambio, lograrían atenuar aumentos, vaciar la negociación de actividad y reducir la negociación colectiva efectiva a la empresa, limitándola a la productividad.


Clegg decía que “el poder de una conducción sindical se adquiere y se conserva en el nivel que se negocia”. Si los sindicatos aceptasen modificar la gestión salarial de las relaciones industriales, facilitando una domesticada empresarización dejarían de ser agentes económicos principales, a cambio de una participación formal en un cuerpo tripartido, inocuo, consultivo y conservando, aunque afianzada, la gestión asistencial de servicios.


W. Streek y A. Hasell han expuesto en la década pasada que los sindicatos deben actuar, no en una sola esfera (como aquí se pretende), sino en dos al mismo tiempo: Estado-política en una, y mercado laboral-negociación colectiva en la otra. Se trata de defender, sin disyuntiva, la negociación colectiva de actividad y, a la par, ganar institucionalización, donde sea útil. Y preservar ambas tareas a la vez: a) negociar los mejores salarios en la paritaria de industria; y b) promover una institucionalidad funcional de reforma vinculante, no consultiva.


Descuento que el rechazo sindical, en defensa de la negociación colectiva de actividad argentina – una de las pocas mundialmente subsistente-, será incontestable y axiomático. Ya hay quienes, desde el interior del país, como la CGT Córdoba, han hecho público su desacuerdo. Otras importantes organizaciones nacionales hicieron lo propio. No es tiempo para desentendidos. 

** Lucio Garzón Maceda es abogado laboralista. 

Imputan a ANTONIO CALÓ por lavado de dinero y piden la inhibición de sus bienes






Imputan a ANTONIO CALÓ por lavado de dinero y piden la inhibición de sus bienes
El jefe de la CGT oficialista es investigado por administración fraudulenta y por recibir 20 mil dólares mensuales por parte del Instituto de Seguros.

La Justicia imputó a Antonio Caló por lavado de dinero y pidió la inhibición de sus bienes.

Caló habría cobrado 20 mil dólares por mes del Instituto del Seguro, según se desprende de la investigación.

La Justicia investiga por presunto lavado de dinero a Antonio Caló y otros dirigentes de la UOM, en una causa en la que fue condenado a un año y nueve meses de prisión a Segundo Pantaleón Córdoba, ex jefe del área jurídica del gremio metalúrgico, y en la que el fallo del Tribunal Oral Penal Económico N° 2 alude a los sindicalistas en duros términos al vincularlos con el “aparente daño patrimonial a miles de trabajadores de la UOM durante más de veinte años (1987-2008) y el manejo indiscriminado y hasta inmoral de fondos en principio provenientes de delitos”.

De esta forma, sorpresivamente, el titular de la CGT oficialista y uno de las principales sindicalistas que apoya a Daniel Scioli quedó imputado por lavado de dinero y administración fraudulenta que se derivan de “indebidas retribuciones por parte del Instituto de Seguros” hacia la UOM.

El caso, que se hizo público en 2013 por una investigación del periodista Diego Genoud, comenzó el 2 de agosto de 2011: ese día, el personal de la Aduana descubrió que en el automóvil BMW de Córdoba, que iba a embarcarse en un Buquebús hacia Montevideo, había 800.000 dólares que estaban distribuidos dentro del vehículo en una cartera, un bolso y dos mochilas.

En su defensa, el abogado de la UOM reveló que el dinero era para la compra de propiedades en Uruguay y confesó cuál su origen: provenían de pagos en negro del Instituto de Seguros, presidido por Julio Raele, estrecho allegado a Lorenzo Miguel. Agregó que “pactó con la UOM y el Instituto una remuneración mensual, habitual y permanente de una suma equivalente a 1/14 ava parte del 20% de la recaudación, mientras mantuviere vigencia el nuevo artículo 52 del convenio colectivo de trabajo 260/75”. Y dijo que Raele liquidaba a la UOM entre 280.000 y 350.000 dólares por mes.

lunes, 28 de septiembre de 2015

El nuevo Presidente necesitará aliados para REGULAR EL CONFLICTO SOCIAL y contener a los trabajadores (¿?) / Ricardo Carpena




Algunos malpensados creen que el próximo gobierno deberá ajustar la economía para tapar los agujeros que dejará el kirchnerismo. Si eso fuera así, el nuevo Presidente necesitará de aliados que regulen el conflicto social y contengan a los trabajadores. Por eso esas mismas mentes retorcidas sospechan que Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa están tan desesperados por seducir al sindicalismo peronista y garantizarle que no lo tratarán con la indiferencia de Cristina Kirchner.

El candidato del Frente para la Victoria, por ejemplo, ya le prometió un ministerio al Movimiento Evita, con una profunda inserción en barriadas humildes y que, junto, con sectores precarizados, integra la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). En la misma sintonía, Scioli sorprendió la semana pasada al recibir al combativo Pablo Micheli, líder de la CTA opositora.

Aunque ya tiene de su lado a la mayoría del gremialismo peronista, el gobernador no pudo lograr hasta el momento que el líder de un sindicato con enorme poder de fuego como Hugo Moyano, que resultó clave para que Néstor Kirchner pacificara el frente sindical en 2003, accediera a algún gesto que pudiera interpretarse como un apoyo electoral (para colmo, el jefe camionero se mostrará hoy con Macri en un acto del gobierno porteño, tal como reveló ayer Clarín).

Si se trata de moderar el conflicto social, para Scioli fue una muy buena noticia que un aliado gremial como Rodolfo Daer, titular del Sindicato de Alimentación de Capital, haya estado detrás de la derrota del trotskista PTS en las elecciones de delegados de la empresa Mondelez (ex Kraft), que mantenía el control de la comisión interna desde el feroz conflicto de 2009 y que desde entonces se convirtió en un símbolo del avance de la izquierda dura en las fábricas y en los sindicatos.

La lista de delegados que ganó el miércoles pasado en Mondelez está integrada por militantes del Partido Comunista Revolucionario (PCR), que manejaron la comisión interna hasta 2009; peronistas (alineados con Daer e incluso de La Cámpora) e independientes. Los maoístas buscan despegarse del jefe de Alimentación Capital, aunque éste, en diálogo radial con el periodista Gustavo Sylvestre, los elogió demasiado calurosamente: “Ganó el equilibrio, la sensatez y las convicciones profundas de defender de la mejor forma a los compañeros de la fábrica”, dijo.

El sindicalismo peronista vive aterrorizado por el crecimiento de la izquierda y ha apelado a fórmulas de todo tipo para evitarlo. Algunos, con una estrategia de choque, como lo demostró el jefe de los mecánicos, Ricardo Pignanelli en los ásperos conflictos de las autopartistas Gestamp y Lear. En este último, la dirigencia de SMATA fue acusada de “secuestrar” un ómnibus con trabajadores que iban a la planta de Pacheco para llevarlos a la sede del sindicato en Capital y obligarlos a que participaran de una asamblea con el fin expulsar a los delegados de izquierda.

Daer, en cambio, pasó del enfrentamiento frontal a una estrategia distinta, basada en la convicción de que lo que hacían colegas como Pignanelli (y él mismo, hasta entonces) era contraproducente.

Así, el pope de Alimentación se puso casi a la izquierda del trotskismo: en 2014, en sintonía con el PTS, reclamó un 40% de aumento en las paritarias, postura que le permitió volver a pisar la planta de Mondelez de Pacheco, adonde no iba desde el conflicto de 2009 por temor a las agresiones, hasta que finalmente consiguió un alza del 35%, una de las cifras más altas del año. Para ello contó incluso con un guiño del empresariado, que accedió a subir su oferta salarial para permitirle a Daer que capitalizara el logro y pudiera neutralizar a los “troskos”.

Ahora, tras arrebatarle al PTS el bastión de la ex Kraft y haber recuperado en 2014 la comisión interna de la planta de Mondelez de Victoria (ex Cadbury-Stani), en manos de la izquierda independiente, Daer quiere reconquistar en las elecciones de mediados de octubre el cuerpo de delegados de Pepsico, que hoy dirige aquella agrupación trotskista. Seguramente su militancia temprana en la Federación Juvenil Comunista, antes de convertirse en el adalid del sindicalismo ortodoxo de la mano de Lorenzo Miguel, influyeron en la fructífera estrategia del líder de Alimentación Capital, que buscará otro mandato en las elecciones del sindicato, en marzo de 2016.

El PTS imaginaba que podía pagar un alto costo: 30 de sus candidatos son trabajadores de la ex Kraft y Javier “Poke” Hermosilla, que piloteaba la comisión interna, estuvo alejado de la fábrica primero por problemas de salud y luego por su actividad proselitista. En aquel partido saben que lo que viene será crucial: la fórmula del PTS, Nicolás del Caño-Myriam Bregman, competirá en las elecciones por el Frente de Izquierda. Los que miran de reojo son sus socios electorales del Partido Obrero (PO), con quien los desune una concepción distinta de armado político y sindical.

La alegría de Daer en estas horas es seguramente la misma que sienten el empresariado y el Gobierno por el retroceso del PTS en una de las más importantes plantas del país, dentro de un contexto en el que los poderes político y económico entraron en pánico por la “marea roja” sindical.

Quizá no haya que descorchar champaña antes de tiempo. Si hay ajuste, los platos rotos los pagarán los trabajadores, pero también la dirigencia que avale al próximo Presidente. La “zurda loca”, como llamaba al trotskismo el metalúrgico Juan Belén, hace ese cálculo de lo más cuerdo.

viernes, 18 de septiembre de 2015

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 El espacio elegido por Los trabajadores 

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El impacto de la robótica y la inteligencia artificial en el mercado laboral






CUALQUIER OFICIO PUEDE DESAPARECER y se necesitará una recapacitación masiva”
Entrevista a la experta de Sillicon Valley Kathryn Myronuk, que alerta sobre nuevos sistemas capaces de reemplazar al hombre.
 Kathryn Myronuk es una de las siete mujeres a las que más atención hay que prestar este año, según CNN. Trabajó como analista en industrias tan diversas como energía, telecomunicaciones, almacenamiento de datos y seguridad. Hoy es investigadora de Singularity University, que funciona en un campus de la NASA, en Silicon Valley. Forma parte de los expertos que hoy compartirán sus experiencias en InnovatiBA. Hablará sobre el futuro del empleo.
"En los últimos 100 años la gente se preocupó mucho sobre los riesgos de la automatización. Pero ahora estamos ante otro tipo de tecnología, capaz de aprender por sí misma, que puede reemplazar trabajos que hasta ahora se pensaba que solo un ser humano podía hacer. Por ejemplo, autos que se manejan solos reemplazarán a los choferes, computadoras que analizan pacientes y brindan un diagnóstico médico con precisión, o traductores (de idiomas) de gran capacidad, entre otros. Esto nos obliga a reflexionar más. Una vez que los autos autónomos estén disponibles, cientos de miles saldrán a comprarlos. Si sos chofer en los próximos 10 años podrías pensar que tu trabajo va a cambiar o incluso desaparecer.
- ¿Qué otros oficios o profesiones pueden desparecer?
- No se puede saber. No hay que extrapolar linealmente desde la existencia de ciertas tecnologías a la efectiva pérdida de puestos de trabajo. Por ejemplo, cuando se inventaron los cajeros automáticos, no significó que desapareciera el oficio de cajero. Sí se redujo la cantidad de cajeros (personas) cada miles de habitantes. No se puede predecir si seguirá siendo así en el futuro. En los años 40, las primeras computadoras hicieron rápidamente obsoleto el trabajo de cálculo de los especialistas. Pero esas personas con habilidades estadísticas y matemáticas no perdieron sus trabajos: fueron los primeros programadores, analistas de sistemas. Si vemos lo que pasó entre 1940 y ahora, hemos inventado campos totalmente nuevos de trabajo sobre la base de una informática fácilmente accesible y abundante. Como sociedad estamos mejor: si llevas a tu hijo al médico, tiene el acceso al equivalente de un asistente al le que le diga: "andá y leé todos los artículos que existen sobre esta enfermedad y después volvé con ideas". Y lo consigue en menos de 5 minutos. Hace 20 años no lo podía lograr ni el rector de una universidad que le dijera a sus miles de alumnos, vayan y lean sobre esto. Pero está la otra cara: un reciente estudio mostró que en EE.UU. el 47% de los empleos ya corre riesgo de ser reemplazados por algún robot.
- En muchas partes del mundo la automatización generó mayor flexibilización laboral, trabajos de poca calidad. ¿Puede esta tecnología profundizar la tendencia?
- Puede. No es inevitable pero es posible, por eso hablo sobre este tema. Se han hecho investigaciones en EE.UU. que muestran que en muchas fábricas desaparecieron aquellos trabajos más calificados, con los sueldos más altos. Los puestos de reemplazo tienen sueldos más bajos: personas con menos experiencia y capacitación. Estas tendencias se dieron aún sin estas nuevas tecnologías. Lo más positivo, en este contexto, es que van a surgir muchos oficios nuevos. Los puedo imaginar, pero no asegurar cuáles serán. Por supuesto que en ciertos lugares como Argentina, que han lidiado con una economía caótica, los gobiernos y todo ciudadano debería estar pensando cómo encarar esto, qué tipo de formación conviene que tengan sus hijos.
En EE.UU. el 47% de los empleos ya corre riesgo de ser reemplazados por algún robot



- ¿Qué recomienda?
- Lo más importante es aprender a trabajar en grupos interdisciplinarios. Antes uno podía sobrevivir siendo especialista en un campo. En el futuro ya no: será necesario poder mirar alrededor y definir si una herramienta de otro campo puede servir para lo que uno está haciendo.
- ¿Qué políticas públicas recomendaría a los gobiernos?
- Los conocimientos que tenemos sobre los trabajos del siglo XX tal vez ya no funcionen más, no sean aplicable. El problema es que lo nuevo tampoco lo conocemos. Dentro de 25 años la economía va a ser muy distinta, pero igual los planes hay que pensarlos ahora. Cualquier oficio puede desaparecer y se necesitará una recapacitación masiva, quizás pensar en un año entero de capacitación para ciertos sectores. Algunos hablan de ingreso universal o mínimo garantizado para sectores en crisis. Las herramientas normales para lidiar con el desempleo de corto plazo no sirven para esto.
- ¿Cuáles sirven?
- No creo que nadie lo sepa ahora. Hay que empezar ya a analizarlo. En el pasado, cuando hubo cambios que afectaron a las personas nadie los vio venir. Ahora estamos a tiempo, todos sabemos lo que puede pasar y podemos trabajar en ello.