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viernes, 24 de enero de 2020

Informe OIT : Los desempleados podrían aumentar 2.5 millones


Así lo estimó el organismo tripartito en su informe «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo–Tendencias 2020». También indicó que la falta de empleo afecta a casi 500 millones de personas en el mundo.


El nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo–Tendencias 2020» aseguró que “la insuficiencia de empleos remunerados afecta a casi 500 millones de personas en el orbe”.
Al mismo tiempo, sostuvo que “la ausencia de trabajo decente, asociada al aumento de la desocupación y la persistencia de las desigualdades, dificulta la posibilidad de construir una vida mejor”.
“Esa realidad dificulta la construcción de una vida mejor”, indicó el informe del organismo laboral tripartito, que explicó que casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que desearían o no tienen suficiente acceso al empleo asalariado.
El estudio reseñó que “el número de desempleados debería aumentar en 2,5 millones en 2020” y que “la desocupación mundial se mantuvo relativamente estable los últimos nueve años, aunque la desaceleración del crecimiento económico significa que mientras en el orbe la fuerza laboral se incrementa no se crean suficientes nuevos puestos de empleo
“De esa forma, no es posible absorber a quienes desean incorporarse al mercado laboral. Para millones de personas es cada vez más difícil construir vidas mejores”, afirmó el director general de la OIT, el exsindicalista británico Guy Ryder.Ryder señaló que “la persistencia y amplitud de la exclusión y las desigualdades laborales impide hallar un empleo decente y forjar un futuro mejor, lo que constituye una conclusión extremadamente preocupante y tiene repercusiones graves y alarmantes para la cohesión social”, dijo.
El desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra se extiende más allá del desempleo a una amplia subutilización de esa mano de obra y, además del número mundial de desocupados (188 millones), 165 millones no tiene suficiente trabajo remunerado y 120 millones o abandonaron la búsqueda activa o no tiene acceso, indicó.
Más de 470 millones de personas están afectadas, en tanto el estudio analizó también las desigualdades del mercado laboral y, a partir de nuevos datos y estimaciones, evidenció que “las diferencias de ingresos son superiores, en especial en países en desarrollo”.
A nivel mundial, el sector del ingreso nacional que se destina a mano de obra (y no a otros factores de producción) disminuyó entre 2004 y 2017 de 54 a 51 por ciento, y esa caída económica significativa fue más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas.
“La pobreza de los trabajadores, moderada o extrema, debería incrementar en 2020-21 en esos países en desarrollo, lo que tornaría más difícil concretar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 sobre su erradicación en el planeta en 2030. Hoy, ese flagelo (ganar menos de 3,20 dólares diarios en términos de paridad del poder adquisitivo) afecta a más de 630 millones, uno de cada cinco personas de la población económicamente activa”, puntualizó.
Otras desigualdades significativas – definidas por sexo, edad y ubicación geográfica – son factores pertinaces de los mercados laborales, lo que limita las oportunidades profesionales individuales y el crecimiento económico general, en tanto 267 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años “no trabaja ni estudia ni recibe formación y soporta malas condiciones laborales, lo que no es compatible con la inclusión o el desarrollo”, señaló.
Stefan Kühn, principal autor del estudio, indicó que “el fortalecimiento de las restricciones comerciales puede tener graves repercusiones, directas o indirectas, sobre el empleo”, y que “el ritmo y la forma del crecimiento económico entorpece los esfuerzos para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de trabajo en los países de bajos ingresos”.
“Es preciso modificar el tipo de crecimiento para estimular las actividades de mayor valor agregado a través de la transformación estructural, la modernización tecnológica y la diversificación de la producción. La subutilización de la mano de obra o los empleos de baja calidad implica que las economías pierdan beneficios potenciales de talento”, afirmó
Fuente Mundo Gremial         


lunes, 9 de marzo de 2015

¿De qué vamos a trabajar en 2030? Más creativos, más desiguales


Crecimiento demográfico, desarrollo de la tecnología, escasez de recursos naturales: las actividades laborales se transforman, y demandarán tanto formación como experiencias, capacidad emprendedora y transdisciplina.
Lo que cambiará será nuestra manera de entender el trabajo.

das las proyecciones son coincidentes: el mundo que viene deberá correr los límites de lo imposible cada vez con mayor frecuencia. Los cambios serán mayúsculos: a la par del continuo avance de la ciencia y la tecnología, la humanidad estará jaqueada por cuestiones de índole ambiental y escasez de recursos naturales, y deberá replantear sus sistemas de salud, planificación urbana y educación -por citar apenas unos ejemplos-, ante una población de crecimiento irregular y cada vez más envejecida.
En ese contexto, el mundo del trabajo también sufrirá modificaciones radicales en las próximas décadas, no sólo en términos de actividades que surgirán y otras que desaparecerán, sino en el modo en que entendemos el empleo: adaptación constante, aprendizaje continuo, capacidad para inventarse el propio trabajo ("ser emprendedor") y de cruzar fronteras disciplinarias son algunos de los mandatos de la hora. Pero, a pesar del vértigo con que suceden los cambios, algunos especialistas alertan que no se estarían tomando las precauciones para asegurar que el mundo que viene no quede partido en dos, como muchos ya auguran: profesionales a la vanguardia de la tecnología, demandados y bien pagos, y una masa de desempleados sin redención.
Pero el futuro no espera. Así como hoy contamos con profesiones impensadas hace apenas diez años -basta reparar en los community managers, los data miners o los ingenieros ambientales, tan populares por estos días-, el mundo del mañana estará plagado de oficios y profesiones que hoy todavía no imaginamos, porque derivarán de actividades que aún no existen. De hecho, se estima que alrededor de la mitad de las empresas que rankeen en el Fortune 500 Index en 2025 todavía no comenzaron a funcionar.
A medida que ingresemos de lleno en la próxima década, nuestra cotidianidad irá absorbiendo innovaciones que hoy parecen salidas de la ciencia ficción. Y los avances en materia de nanotecnología, informática, inteligencia artificial, robótica, neurociencia, genética y hasta de la intersección de diferentes ciencias tradicionales irán reconfigurando, sin duda, el terreno del empleo.
Una función que ha surgido con fuerza en los últimos años es, justamente, la de los futuristas o futurólogos, encargados de predecir el futuro a partir de las tendencias que se van perfilando en la actualidad. "Cada vez es más difícil predecir el futuro porque no sabemos qué nuevas tecnologías surgirán en los próximos años y cómo ellas cambiarán la economía, la sociedad, los sistemas políticos, los conflictos bélicos. A pesar de la dificultad, predecir dichas posibilidades es de suma importancia, porque las consecuencias de no actuar a tiempo pueden ser catastróficas", explica Cecilia Tilli, doctora en filosofía y neurociencia por la Universidad de Princeton y miembro del Future of Humanity Institute & Oxford Martin School, de la Universidad de Oxford, dedicado a este tipo de estudios.
Un reciente estudio de la consultora británica Fast Future Research menciona algunas de las carreras y profesiones que irán surgiendo en las próximas décadas: fabricantes de partes corporales; especialistas en aumento de memoria; pilotos, arquitectos y guías de viajes espaciales; administradores y consultores de bienestar para personas mayores; productores de cultivos y ganado genéticamente modificados; oficiales de cuarentena; agricultores verticales, y la lista sigue.
De un Lugar a una Función
Ese escenario futuro no será otra cosa que el punto culminante de un proceso que comenzó a gestarse hace décadas y que hoy en día está dando señales de evolución. "A nivel laboral, el mundo actual tiene una sola regla: adaptación constante. Justamente, en este contexto de extrema movilidad es que tenemos que pensar en las nuevas generaciones. Un estudio realizado en 2014 entre Adecco Argentina y la Universidad de Palermo reveló que el 70% de los líderes del futuro alrededor del mundo rechaza la manera tradicional en la que las empresas organizan la forma de hacer el trabajo. Prefieren trabajar de manera independiente a través de medios digitales", explica Pablo Liotti, gerente de Marketing y Comunicación de Adecco Argentina.
Con él coincide Andrés González, director de Consultoría en Transformación Organizacional para Accenture Latinoamérica, quien considera que, en el futuro, el mundo del trabajo será distinto a lo que hoy conocemos. No sólo desde el punto de vista formal, sino más bien desde la conceptualización del trabajo en sí mismo.
"El trabajo pasará -en realidad ya está pasando- de ser entendido principalmente como un lugar (espacio físico determinado, con horarios determinados, compañeros estables, clientes fidelizados y proveedores cercanos y conocidos) a ser pensado como una función. Esa función se caracterizará principalmente por el concepto de flexibilidad y requerirá de nuevas competencias y habilidades de los trabajadores: autonomía, creatividad, orientación a resultados, diversidad cultural, colaboración y aprendizaje permanente. El empleado que sabe dejará lugar al empleado que aprende, crea y comparte", explica el especialista, quien asegura que, más allá de las nuevas profesiones que surjan, la innovación tecnológica que se viene modificará la forma de ejercer las profesiones actuales.
"El mundo está cambiando -continúa González-, la población está creciendo en cantidad a ritmos acelerados y ello hace que debamos hacer las cosas distintas. Las profesiones convencionales deberán dar el salto cualitativo soportado por la tecnología y el mundo digital para ser hechas de otra forma."
El especialista de Accenture enumera áreas que serán estratégicas en las próximas décadas: las ciencias de la salud (como consecuencia del crecimiento demográfico y el envejecimiento poblacional); la construcción (relacionada con lo anterior); las tecnologías de la información; las especializaciones en materia de energías alternativas; la agricultura y la ganadería; la legislación internacional y la educación.

Pero mientras algunas profesiones deberán reconvertirse, otras corren el riesgo de desaparecer. Un trabajo del Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford advierte que, por obra y gracia de los avances tecnológicos, en los Estados Unidos corre un alto riesgo de ser automatizado el 47 por ciento de los empleos actuales, en tanto que otro 20 por ciento padece un nivel de riesgo medio. La proporción en el Reino Unido es de un 35 por ciento y un 23 por ciento, respectivamente.
Lógicamente, los puestos que tengan más chances de ser mecanizados son los más expuestos: los relacionados con las áreas de transporte, producción, mantenimiento, logística y hasta algunas funciones rutinarias, como las que realizan los cajeros de supermercado o los cobradores de peaje. Pero, a medida que las investigaciones en materia de inteligencia artificial avancen, otros puestos más calificados podrían verse igual de afectados.
El estudio, realizado por Carl Frey y Michael Osborne, concluye, sin embargo, que las habilidades humanas más difíciles de automatizar son la creatividad, la inteligencia social y la destreza para manipular objetos. Por el momento. "Es posible que la automatización de ciertos trabajos lleve a la creación de otros nuevos, manteniendo el actual nivel de empleo. Pero algunos temen que se incremente el desempleo y la desigualdad económica y social", analiza Cecilia Tilli sobre el trabajo de sus colegas.
Es que, a medida que las futuras innovaciones se vayan incorporando a la vida cotidiana -se habla, incluso, de artefactos y electrodomésticos que estarán todos conectados en Red, lo que daría vida a un nuevo fenómeno: la Internet de las cosas-, algunas profesiones perderán su razón de ser.
"De la misma manera que, durante la Revolución Industrial, mucha mano de obra se automatizó y los humanos tuvimos que buscarnos nuevos cometidos, quizá en el futuro haya profesiones como la del médico, por decir una, que puedan ser, si no reemplazadas, sí influidas por un fuerte componente virtual. Algunas otras, directamente, desaparecerán. ¿Quién querrá tomar un taxi cuando puedas llamar a tu propio auto (Tesla) desde tu reloj (Apple)?", cuestiona, provocador, Daniel Granatta, uno de los fundadores de la consultora de negocios Clowdertank /BAG.
Contrastes mas definidos
Denise Abulafia, directora general y cofundadora de Educatina, un sitio web de educación muy popular en América latina, suma sus pinceladas al escenario laboral del futuro. "El profesorado en informática tendrá que reconvertirse porque, en el futuro, informática pasará a ser una materia básica de la escuela. Lo más lógico sería que, en su lugar, tuviéramos profesorados en programación. Tampoco está claro lo que ocurrirá con los traductores públicos: mientras algunos sostienen que, en un mundo globalizado, se van a volver mucho más necesarios, hay quienes aseguran que la profesión podría desaparecer porque, en el futuro, sólo será cuestión de ponernos nuestros Google glasses para que el texto se traduzca automáticamente".
Pero de la mano de aviones hiper- automatizados -que hasta podrían poner en jaque el futuro de pilotos y azafatas-, o de góndolas en los supermercados capaces de medir el comportamiento de los consumidores -innovación que, sin dudas, afectará mucho más que la tarea de los repositores-, el mundo hiperdigitalizado y tecnológico que habitaremos en las próximas décadas llegará con nuevas ofertas laborales.
A las ya mencionadas, Abulafia agrega los neuroeducadores, los economistas digitales, los sociólogos tecnológicos, los expertos en medicina del espacio, al igual que toda una amplia gama de puestos de mantenimiento para las máquinas y artefactos que irán surgiendo en los años que vendrán.
Pero, dado el nivel de especificidad de las profesiones antes mencionadas -y el alto nivel de calificación que requerirán-, ¿nos aproximamos a un mundo de contrastes todavía más definidos entre la base y el extremo de la pirámide económica?
Andrés González, de Accenture, alienta el optimismo y sostiene que el escenario laboral futuro tendrá cabida para todos. "En función de las necesidades de desarrollo de industrias como la salud, la alimentación, la construcción, la generación de energía, considero que hay mucho trabajo por hacer a nivel global. Será clave el rol de Estado en términos de generar políticas que gobiernen y controlen esta distribución del trabajo e integren y articulen los mundos empresarial, sindical, social y educativo para poder ofrecer una solución abarcativa y a largo plazo."
Hasta el momento, sin embargo, en los espacios educativos y de formación la mirada a largo plazo no es precisamente la que prima. "Creo que falta una planificación conjunta y articulada entre las instituciones educativas y las organizaciones de demanda de capacidades profesionales. A modo de ejemplo, hoy en día la disminución de ingenieros que se gradúan año a año genera un vacío en contraposición con la creciente demanda de dichos perfiles en el mundo laboral", agrega González.
Con él coincide Denise Abulafia, quien, sin embargo, considera que la magnitud de los cambios que se vienen necesariamente impactará en los procesos de aprendizaje actuales: las plataformas digitales de e-learning se volverán un complemento cada vez más necesario en todo este proceso y algunas carreras científicas, complejas y largas, deberán promover tecnicaturas más cortas y específicas.
"Hablamos de procesos largos que requieren inspiración y preparación -reconoce la especialista-. Pero, sin dudas, en el modelo que se viene, todo el tiempo deberemos estar aprendiendo. El tiempo de estudiar una carrera para toda la vida también está llegando a su fin."





miércoles, 15 de octubre de 2014

Casi la MITAD de los TRABAJADORES del país está en la INFORMALIDAD



El índice, del 46,8%, surge del total de ocupados, sean asalariados o independientes; en los jóvenes llega al 61,6%; lo calculó la OIT con datos del Indec
   
La informalidad laboral afecta al 46,8% de los trabajadores en la Argentina, y la tasa trepa al 61,6% si se considera sólo el segmento de los jóvenes de entre 15 y 24 años. Los índices, correspondientes a 2013, surgen del conjunto total de ocupados (asalariados y cuentapropistas), están en un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y fueron elaborados sobre la base de información de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.

El porcentaje total implica que unos 7,2 millones de trabajadores de las áreas urbanas del país trabajan sin acceso a los derechos de la seguridad social. El informe titulado "Transición a la formalidad en América latina y el Caribe “fue difundido ayer en esta ciudad, en la segunda jornada de la 18» Reunión Regional Americana del organismo, que integran funcionarios de gobiernos, sindicatos y empresas.

La tasa de informalidad de la Argentina coincide con el índice promedio de América latina y el Caribe, y si bien es elevada, tuvo un descenso desde 2009, cuando era del 49,2%. En el período, sin embargo, no se registró un alivio en la tasa de informalidad del empleo juvenil.
Según la OIT (que basa sus estudios en los relevamientos oficiales), Costa Rica es el país con el índice más bajo, con el 30,7%, y el problema reviste la mayor gravedad en Guatemala, con una tasa del 73,6%. La problemática del trabajo fuera de la ley es un tema protagónico en este encuentro, al que asisten 19 ministros de Trabajo -entre ellos, Carlos Tomada- y más de 500 funcionarios y dirigentes de 33 países.

La informalidad está estimada para el universo total de asalariados e independientes. Respecto del primer grupo, en el caso de la Argentina, el Indec difundió días atrás que la falta de aportes afecta al 33,1 por ciento de los trabajadores. El organismo de estadísticas no difunde, en sus informes periódicos, cuántos cuentapropistas no hacen contribuciones a la seguridad social, pero esos datos están en la encuesta permanente de hogares (EPH) y les permiten a los especialistas calcular la tasa de irregularidad en ese grupo de trabajadores.
Es un índice que sí difunde, por ejemplo, el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA): con base en un relevamiento propio, esa institución educativa informó que en 2013 un tercio de los asalariados y siete de cada diez cuentapropistas no tenían aportes; así, el índice general de informalidad resultó de 49%, un nivel algo superior -pero no muy diferente- al informado ahora por la OIT.

En el promedio de la región, un 33,7% de los dependientes está en vínculos irregulares, mientras que el 82,3% de los cuentapropistas trabaja sin protección social. Así lo indicó, en una charla con periodistas, el especialista en el tema de la oficina regional de la OIT, Juan Chacaltana.
Este problema, que desafía a adoptar estrategias desde varios ángulos, es más grave entre los pobres y entre quienes tuvieron una menor formación educativa. En la Argentina, entre las personas ocupadas que sólo accedieron, como máximo, a la escuela primaria, la informalidad es de 64,8%, mientras que la tasa es algo inferior a un tercio entre quienes lograron llegar a una educación de nivel superior. Otro segmento de alta vulnerabilidad es la microempresa (1 a 10 empleados), en la que en la Argentina hacen tareas tres de cada diez informales.

El informe regional destaca que todos los países (salvo Honduras y México) tuvieron alguna mejora desde 2009: en el promedio, se cayó de 50,1 a 46,8 por ciento. Sin embargo, ahora preocupan los efectos que tendrá la desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía o incluso, como en el caso argentino, la recesión. La marcha de la economía en todo el mundo, y en particular en la región, despertó señales de alerta en el ámbito laboral, y así lo hizo notar aquí el director general de la OIT, Guy Ryder, que en más de un discurso se refirió a ese tema.

"El proceso de crecimiento de la última década ayudó a formalizar trabajadores, pero ello ocurrió también porque hubo voluntad política para aplicar medidas", afirmó de todas maneras Chacaltana. Explicó que en la última conferencia internacional del organismo tripartito comenzó a hacerse un trabajo que podría terminar en una declaración o recomendación a los países miembros (eso se conocería sólo a mediados del año que viene) sobre las estrategias para mejorar la situación en tiempos no tan buenos. "Se estima que en esta década se crecería, cada año, dos puntos porcentuales menos respecto de la década pasada", dijo el especialista.

Chacaltana, que presentó la visión de la OIT sobre el tema junto con Fabio Bertranou y Linda Deelen, de las oficinas de la Argentina y de Chile, respectivamente, destacó la recomendación de tener un enfoque integrado al diseñar estrategias contra la informalidad e identificó cuatro aspectos a considerar: la productividad, las normas, los incentivos y la fiscalización. El informe menciona algunas políticas decididas por países de la región en los últimos años; se refiere, por ejemplo, a un sistema de sustitución de multas por capacitación para pequeñas empresas instrumentado en Chile y a la recientemente aprobada ley de promoción del empleo registrado en la Argentina, que entre otros puntos reduce las cargas sociales y tributarias para pequeños empleadores.

El informe recomienda el camino de simplificar normas y pagos. Y en ese sentido, cuenta experiencias de la Argentina, Brasil y Uruguay. En el caso de nuestro país, el esquema relatado es el del monotributo, que permite a independientes de hasta cierto nivel de ingresos hacer un pago mensual para cubrir obligaciones impositivas y acceder a los servicios de salud y jubilación futura.

Sin embargo, esos esquemas representan un desafío en cuanto a su sustentabilidad, porque prometen prestaciones sobre la base de aportes más bajos que los requeridos. Según Bertranou, dada tal dificultad, la idea no es promover que ese tipo de sistemas se mantengan para toda la vida laboral de un persona, sino que sean un puente hacia una situación laboral que garantice el mejor acceso a los derechos.

Fuente: Por Silvia Stang - Diario La Nacion

jueves, 17 de noviembre de 2011

Disciplinando al sindicalismo crítico / por Horacio Meguira





Ante la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA), el Gobierno adoptó una postura arbitraria y drástica, que ejemplifica la posición de las autoridades ante las organizaciones de trabajadores que no se subordinan al poder político.
Desde 1958, una ley polémica pero efectiva se aplica en las relaciones laborales. Me refiero a la ley de conciliación obligatoria. Su aplicación es una potestad del Ministerio de Trabajo y su oportunidad puede evitar un conflicto o resolverlo mediante la negociación.

Regula, nada menos, que la intermediación del Estado en los conflictos laborales. A tal punto que se puede aplicar de oficio y hasta preventivamente.En general, contiene obligaciones de hacer de las partes: la obligación del cese de una medida de fuerza o la reinstalación provisoria de los despedidos por parte del empleador.

Casi siempre los conflictos son declarados por los sindicatos. Aun cuando existe debate sobre quienes son los titulares del derecho de huelga (los gremios, de acuerdo al texto del Art. 14 bis de la Constitución), en general quienes intervienen en el procedimiento posterior son los sindicatos con personería gremial, los cuales tienen el “monopolio” de la representación colectiva.

Sin embargo, la gestión del ministro Tomada se caracterizó por un uso discrecional de la medida.

Una etapa de alta conflictividad encontró en esta ley un remedio casi cotidiano. Se llegó a aplicar a sindicatos simplemente inscriptos, a comisiones gremiales internas y a cuerpos de delegados (como en el caso de Subterráneos), y a trabajadores auto convocados (médicos).

Igualmente, al momento de la negociación eran invitados los sindicatos que no participaron en el conflicto, lo que ha generado innumerables conflictos intra-sindicales. También se han cometido abusos tales como dictar dos veces la conciliación excediendo el plazo de 20 días que establece la ley; se dictaron conciliaciones por períodos más breves de cinco días y luego se fueron prorrogando más allá del plazo legal. Se toleró la infracción de algunos empresarios que no cumplieron con la orden de reinstalación temporaria; también se toleró que muchos colectivos, cansados de la dilación y la pérdida de efectividad de las medidas de fuerza, las hagan efectivas aun estando vigente el plazo.

Los órganos de control de la OIT tienen dicho que para que la conciliación sea viable se requieren dos elementos esenciales: la independencia de la autoridad y la confianza de las partes.
Es evidente que una conciliación notificada el día sábado 19 a APTA, con un pedido de suspensión de personería y medida cautelar solicitando se disponga la suspensión del ejercicio de las funciones de la comisión directiva, no reúne estos requisitos.

La medida fue notificada un sábado y el lunes ya estaba iniciado el pedido de suspensión de personería.
Es claro y a todas luces contrario al sentido de “independencia y confianza” al que hace referencia el Comité de Libertad Sindical.Pero hay un hecho que causa pavor. La sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones es la que resultó “sorteada” para el tratamiento del caso y el primer voto está a cargo de la camarista Silvia E. Pinto Varela, la misma que en tiempo récord dio por tierra el fallo de primera instancia que había declarado válida la convocatoria a elecciones complementarias de la CTA.

Este clima de prepotencia , que desgraciadamente también arrastra a parte de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, especialmente al Fiscal General, Eduardo Alvarez, es sin duda una advertencia del poder político , y nos alerta sobre cual va a ser su actitud ante los conflictos que se suscitaran en el desarrollo de la actual crisis.

Es sin dudas un caso testigo destinado al disciplinamiento de los trabajadores y sus organizaciones. Una medida ejemplificadora varias veces anunciada desde el discurso presidencial.
Produce escozor escuchar al ministro Tomada hablar de “aplicar la ley”. Ofende a la verdad.

No lo hizo y no lo sigue haciendo respecto a temas fundamentales como la libertad sindical, haciendo oídos sordos a las observaciones de OIT sobre incompatibilidad del la ley sindical con el convenio 87 (lo cual fue corroborado por dos fallos de la Corte Suprema: ATE y Rossi). Tampoco aplica ese principio al momento de otorgar inscripciones y personerías gremiales, con trato discriminatorio para los que no se subordinan al poder político.

Se está ante un nuevo escenario que esconde la verdad y sanciona a los disidentes. En él se advierte un peligroso criterio para sostener la democracia.

viernes, 22 de abril de 2011

La OIT reconoce a Micheli como jefe de la CTA...(??)


Una alta funcionaria de la organización lo invitó directamente a la Conferencia
Internacional del Trabajo, donde Cristina pensaba llevar a Yasky.
A un mes y medio de que la presidenta Cristina Fernández viaje a
Ginebra para visitar la sede de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), este organismo envió un mail reconociendo a Pablo
Micheli como el titular de la CTA, pese a que desde la Casa Rosada
reconocen al kirchnerista Hugo Yasky como el jefe de la central.
La disputa entre Micheli y Yasky viene desde septiembre del año
pasado, cuando se realizaron las elecciones para decidir quién de los
dos sería el conductor de la CTA, pero entre denuncias de fraude,
impugnaciones, y decisiones judiciales que aún faltan resolver, ambos
dirigentes se proclamaron ganadores y hasta comparten el edificio.
El gobierno, por caso, reconoció a Yasky como el jefe de la Central, y
planea llevarlo de visita a la OIT el 6 de junio próximo, cuando la
mandataria asista a la 100° Conferencia Internacional del Trabajo.
Pero desde la OIT le enviaron un mail a Micheli, titulado
"Intervención" y con la aclaración de que estaba dirigido al "Señor
Secretario General" de la CTA, informó el diario La Nación.
El mensaje, enviado por Karen Curtis, una funcionaria de jerarquía de
la OIT, objeta la decisión del Gobierno de enviar la invitación para
participar en la conferencia de Ginebra al despacho de Yasky y no al
de Micheli.
"Se considera un acto de injerencia del Gobierno que el Ministerio de
Trabajo haya hecho llegar al despacho del secretario general de la
CTA, con mandato vencido, los formularios e instrucciones a fin de
proponer a los representantes que concurrirán a la conferencia y no a
quienes fueron proclamados como autoridades por la Junta Electoral
Nacional", dice un fragmento del mail que la funcionaria de la OIT le
envió a Micheli.
Desde el entorno de Micheli, en tanto, aseguraron que la funcionaria
de la OIT le pidió a Micheli que le envíe una nómina oficial e los
asistentes de la CTA, en caso de que Yaski viaje a Ginebra como
miembro de la delegación gubernamental.
copia de http://www.perfil.com/contenidos/2011/04/22/noticia_0002.html
Posteado de http://eltrabajadortelefonico.blogspot.com/

martes, 9 de noviembre de 2010

Los accidentes de trabajo no son “gajes del oficio”

 
Cuando salió de la mina el Jefe del Turno de aquellos treinta y tres mineros en el norte de Chile, dijo una frase esencial: "¡Ojalá que esto no vuelva a ocurrir!" Esa frase tuvo especial resonancia en la OIT, donde ya estamos preparando el XIX Congreso Mundial de Seguridad y Salud en el Trabajo de 2011. Pero también nos lleva a leer con otros ojos las noticias de diversos países, que hablan de trabajos realizados en condiciones mínimas de protección, a menudo peligrosas.
Si bien los 33 mineros chilenos regresaron a la vida, ya son 32 los mineros que este año han muerto en Chile en accidentes similares, mientras en América latina la cifra ya sobrepasa los 200. También ellos dejaron en evidencia que no podemos hablar de una economía moderna, de un desarrollo propio del siglo XXI, cuando ocurren tragedias -felizmente, con un buen final- como la que golpeó sus vidas por más de dos meses.

Todo ello realza la importancia de los recientes anuncios según los cuales el gobierno de Chile se apronta a ratificar los convenios pertinentes de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo y en las minas. Un hecho que ocurriría en el marco de lo que el presidente Piñera ha denominado "un nuevo trato, una nueva cultura en materia de seguridad laboral".
Específicamente, el Convenio 176 de seguridad y salud en las minas -aprobado en la Conferencia de la OIT con los votos de representantes de todos los sectores tripartitos- define la necesidad de leyes y normas para la vigilancia de la seguridad y la salud en las minas, determina las formas de inspección en las faenas, declara la necesidad de determinar procedimientos de notificación y de investigación en accidentes mortales, define la necesidad de estadísticas capaces de aportar experiencias para mayor seguridad, reconoce la importancia de la voz de los trabajadores al participar en las medidas relativas a la seguridad.

Cada país hará lo que considere pertinente para avanzar en esta materia. Pero hay un concepto ineludible: es inaceptable la idea que los accidentes y las enfermedades son "gajes del oficio". Cada día mueren en el mundo 6.300 personas por accidentes o enfermedades relacionados con el trabajo. En el caso de la actividad minera aun persiste un dato sorprendente: el sector minero emplea a cerca de 1 por ciento de la fuerza de trabajo del mundo, y sin embargo es donde se producen 8 por ciento de los accidentes fatales.
¿A quién le corresponderá crear una cultura de prevención en materia de seguridad y salud, en la cual el derecho a un ambiente de trabajo seguro y saludable sea una realidad en todos los sectores? A todos: este es un tema de la sociedad en su conjunto.
El aumento de la seguridad es algo necesario para los trabajadores, contribuye a la productividad de las empresas y refuerza las políticas de los gobiernos. No cabe duda de que este tema también estará presente en las discusiones de la próxima Conferencia Regional Americana del Trabajo, precisamente en Chile, en diciembre.
Juan Somavia . DIRECTOR GENERAL DE LA OIT.

09/11/10 -Por

viernes, 3 de septiembre de 2010

Libertad sindical y derecho a la negociación colectiva

Libertad sindical y derecho a la negociación colectiva

Libertad sindical y derecho a la negociación colectiva El derecho de trabajadores y empleadores a crear sus propias organizaciones y a afiliarse a ellas es parte integral de una sociedad libre y abierta. En muchos casos estas organizaciones han desempeñado un papel importante en la transformación democrática de sus países. La OIT está comprometida a promover la libertad sindical en sus actividades, por ejemplo a través de la asesoría a gobiernos sobre legislación laboral, o la formación y capacitación dirigida hacia sindicatos o grupos empleadores. El Comité de libertad sindical de la OIT fue creado en 1951 para examinar los alegatos sobre violaciones a los derechos de organización de trabajadores y empleadores. El Comité es tripartita y maneja casos de todos los Estados miembros de la OIT, aunque no hayan ratificado los Convenios sobre este tema. A través del Comité de libertad sindical y de otros órganos de supervisión la OIT ha defendido con frecuencia los derechos de organizaciones de trabajadores y empleadores.
Fuente: http://www.ilo.org/global/Themes/Freedom_of_Association_and_the_Right_to_Collective_Bargaining/lang--es/index.htm